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Hoy algo melancólica por los recuerdos del pasado, quizás motivada por las altas temperaturas que tenemos, he asaltado en la página web del hotel tigaiga y la verdad es que la he encontrado bastante atractiva para el visitante.
Este hotel que tantos recuerdos me traen, ¡muy buenos por cierto! mi primer trabajo, cuando me entrevistó por primera vez Dña. Gisela, y me dijo: que le gustaba mi sencillez y discrección, ¡qué bonito!, para una niña (entonces de sólo 18 años), entre a formar parte de este grupo de profesionales tan maravillosos (Conde, mi jefe; Vicente, Rafael, Chicha, Barbará, Heriberto, Gilberto, Tomás, Juan, etc etc) que me enseñaron la profesión sin tener idea de nada, sólo una estudiante que necesitaba trabajar para poder costearse sus estudios. Pasaron algunos años y seguía trabajando en el hotel, hasta que en abril 1990 la vida me dió un revés, un duro golpe y tuve que abandonar tristemente mi trabajo. Recuerdo la despedida de Dña. Gisela preocupada y triste por mi situación, especialmente por esa humanidad, que le caracterizaba, ¡que gesto tan bonito tuvo conmigo!, cuando me dedicó aquellas palabras y me aconsejó,y aquel pequeño presente que para mí, en ese momento, era todo lo que podía tener, para eso tan inesperado que surgía en mi vida, ¡qué madre!, a partir de ahí supe que la jefa también tenía sentimientos, y por qué? porque la familia que compone el hotel tigaiga (antaño y en la actualidad) es eso, una gran familia que la componía: el papá D. Enrique, la mamá Dña. Gisela y nuestros hermanos Ursula,Irene,Enrique, todos mis compañeros y yo. Ah! y no me puedo olvidar de nuestro abuelo (como así le decíamos) D. Emilio. Qué tiempos esos!.
Este breve repaso por mi memoria es porque quiero dejar un recuerdo para todos ellos, pero en especial a Dña. Gisela, gracias por todo aquello….
Besos a todos mis compañeros ausentes y presentes, de los que forme parte hace ya algunos años, y a toda la familia Talg Reineke.
Carmen Domínguez